Cuando jugaba al baby fútbol , como todo niño, me gustaba que fueran a verme mis padres, tíos y abuelos.
Esperaba con alegría que llegara el domingo, era una fiesta en el parque Don Bosco (Mercedes – Uruguay) todos los fines de semana.
Cientos de gurices nos juntábamos para competir en distintas categorías en el campeonato. Jugábamos para ganar porque para eso se compite, terminábamos la jornada alegre, feliz, ganáramos o perdiéramos porque también jugábamos para divertirnos.
Teníamos nuestros ídolos como los tienen los niños ahora.
¿Que ha cambiado de aquellos años al presente?
Se ha ido perdiendo la diversión en los deportes y ha ganado la rivalidad.
Repito ,no es malo competir, el problema es dejar de lado la alegría, nos olvidamos que competir es también una fiesta.
Nosotros los padres tenemos nuestra parte de culpa. Le exigimos que ganen, que sean los primeros, que jueguen mejor, que…
Nosotros los padres ¿Ganábamos siempre? ¿Eramos los mejores?
Queremos que nuestros hijos sean y logren lo que nosotros no pudimos llegar a lograr.
En una frase “tenés que triunfar en lo que yo fracasé”
La seguimos otro día chau
JUANCHOUNICO
MONTEVIDEO - URUGUAY
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