viernes, 7 de enero de 2011

MODELOS Y ESTILO DE CLUBES EN EL FUTBOL BASE

Por Óscar Méndez Alban

Entrenador Nacional de fútbol
Diplomado en Educación físic

Intentaremos abordar esta vez, este tema que es muy largo, lo más resumidamente posible para que se pueda entender nuestra idea al respecto. Existen diversos "modelos" o estilos en cómo los clubes se constituyen, estos normalmente están compuestos por el director deportivo  o coordinador, los entrenadores, preparadores físicos y entrenadores de porteros y monitores, con el fin de formar y educar al deportista y dotarlo de las herramientas deportivas, físicas  y psico-socio culturales.
 

En las distintas experiencias que hemos visto en este lugar, y solo con el fin de mejorar y hacer que el fútbol base aumente su nivel y su reputación aún más, debemos exponer varios temas que en algunos casos son de sentido común y otros quizás no lo sean tanto.

- No existen programas o no se notan a nivel global, en la gran mayoría de los clubes que hemos visto en cuanto a las capacidades tanto físicas o técnico-tácticas, ni se ve ningún tipo de seguimiento ni evaluación de las mismas. No se evalúa ni se le da ninguna devolución a los diferentes niños, adolescentes y jóvenes que hemos tratado en este tiempo aquí. Ni en lo físico se evalúa la resistencia aeróbica, el consumo de oxígeno, la saltabilidad, la flexibilidad etc. Ni en lo técnico-táctico (los   diferentes fundamentos individuales y colectivos ni principios de juego).


- La contratación de profesionales (no entendemos bien cómo la realizan la mayoría de los clubes) pero no siguen una corriente programática, ni se toman en cuenta las edades de los niños, ni se toma en cuenta la posibilidad y/o formación del profesional para trabajar con edades adecuadas a su nivel, paciencia, capacidad etc.


- Hay entrenadores en categorías muy pequeñas empeñados y obsesionados con resultados deportivos dejando de lado aspectos lúdicos, pedagógicos, formativos, participativos,  haciendo incluso muchas veces daño a nivel psicológico a niños que en muchos casos pueden quedar marcados para el resto de su  vida o, incluso, pueden hacer que el niño no quiera jugar más.


- Esta ausencia programática hace que, por ejemplo, equipos en edades de formación casi totalmente tengan volúmenes de trabajo físico muy alto, y volúmenes muy bajos de trabajo con pelota y coordinación; y lo peor de todo, no sabiendo claramente lo que están haciendo físicamente; y viceversa: en edades ya cercanas al nivel de perfeccionamiento con altos niveles de trabajo técnico-coordinativo y poco trabajo físico.


- Existen clubes que son verdaderas selecciones y, en nuestra opinión, es más contraproducente que productivo, ya que los mismos compiten contra equipos mucho más débiles, no esforzándose para conseguir éxitos. La competencia no debe ser tomada para alimentar egos, sino como complemento al trabajo día a día.


Normalmente se construyen niños con egos muy agrandados, estructurados, con baja tolerancia a la frustración, que cuando se encuentran ante situaciones que nunca han sentido o percibido no saben como reaccionar o lo hacen de una forma negativa.


- Vemos a profesionales con más facilidad y atributos para trabajar con adolescentes o jóvenes trabajando con niños, y entrenadores con virtudes enfocados a niños pequeños trabajando con grandes. Muchas veces se contratan a entrenadores sin tener claro a quién dirigirán y si se adaptarán al deportista que tendrán delante.


- Vemos a demasiados padres entrometiéndose en los partidos, opinando o vociferando  en las gradas, incluso llamando por teléfono a directivos, criticando en los entrenamientos, sin tener herramientas (ni que hablar de ética), ni capacidad para evaluar si un profesional esta haciendo una buena labor o no. La mayoría son padres que son futbolistas frustrados, o padres que proyectan su frustración en sus hijos o en quienes los educan. Está claro que el fútbol es algo en el que todo el mundo opina, pero eso no indica que todo el mundo lo comprenda o sepa de él. Que nosotros sepamos, no están presentes en las clases de colegio, instituto o universidad, de piano o inglés. A los padres no se les permite entrar al aula a presenciar y criticar al educador.


- Hay padres que creen que sus hijos serán su salvación, económica, de reconocimiento, o de una cantidad de fantasías que tienen con respecto al mundo del fútbol. No entienden o no quieren entender que no todos los niños van a llegar a ser deportistas profesionales, que también se puede hacer deporte para divertirse y no ser profesional,  sólo con ese fin.


- No se exigen titulaciones de ningún tipo por parte de las federaciones y los cursos son muchas veces inaccesibles por diferentes circunstancias (económicas, requisitos) a los diferentes monitores y entrenadores, y esto solo contribuye negativamente para que el proceso de aprendizaje no sea mejor.


Se debería intentar que la gente que trabaje en la base, tenga una formación y una guía de qué hacer y especialmente qué no hacer, ya que lamentablemente hemos visto cosas muy negativas para la formación de los niños y jóvenes.


- Vemos a entrenadores en categorías juveniles altas ya, rotando jugadores como si estos ya no entendieran lo que significa ser suplente o desconvocado. En nuestra opinión esto también es negativo, porque hay edades donde ya el deportista debe aprender a “saber estar”, porque ya está cercano a un nivel alto y el nivel competitivo ya es otro. En la competencia obviamente ya es la ley del más fuerte y debe jugar el que este mejor en ese momento. Por algo se compite y por más que duela se debe aceptar las reglas de juego siempre; cuando se gana y cuando se pierde.  Muchas veces se argumenta de que “pobre el que queda afuera”, pero se olvida de los compañeros que están adentro matándose y puede entrar otro y complicarles o tirarle todo el trabajo que estos han hecho. Esto debe ser claramente ya a edades donde puedan asumirlo (adolescencia para arriba).


Hemos expuesto brevemente algunos aspectos a tomar en cuenta sin ánimo de ofender a nadie y con el solo objetivo de aportar.


"Hay hombres para quienes la satisfacción de echar abajo una falacia triunfante es tan grande como la que acompaña al descubrimiento de una nueva verdad". (T.E. Huxley).

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